Hay una gran lista de santos en la Iglesia Católica. Durante muchos años, al principio las personas obtenían el grado de santidad por aclamación popular; así fue desde los primeros años de la Iglesia y hasta el siglo V, a partir de cuando los obispos se adjudicaron esto, también por medio de la vox populi.
A partir del siglo XIII las canonizaciones pasaron a ser una atribución exclusiva del Papa. En 1588 el entonces Papa Sixto V lo transfirió a la autoridad pontificia y a la Congregación de la Causa de los Santos.