La pandemia ha cambiado sin duda muchos hábitos (quizá la mayoría) de todas las personas, uno de ellos sin dudarlo es la manera en que los estudiantes, especialmente los más pequeños realizan sus estudios de manera remota, al estar impedidos de tener clases presenciales.
Un cambio radical
A partir del mes de marzo, fue cuando todas las instituciones educativas de todos los niveles, tanto privadas como públicas tuvieron que dejar de recibir a sus alumnos y alumnas en sus planteles o instalaciones. A partir de ese mes y de manera totalmente imprevista tuvieron que continuar con los programas de enseñanza por métodos alternativos a distancia o vía remota, al estar las escuelas cerradas (al menos físicamente).
La manera elegida ha sido, como ya es conocido por la mayoría de la población por medio de Internet a través de clases en línea y el uso de plataformas como Google Scholar y el correo electrónico. Por otro lado, y debido a que aún muchas regiones del país carecen de una buena conectividad de internet o ni siquiera tienen cobertura, también se usa la televisión abierta con programas educativos escalonados todo el día.
Sin duda esta dinámica es un cambio tremendamente radical en la enseñanza de millones de estudiantes. Particularmente ha sido todo un reto para los padres de familia de niños y niñas pequeños, es decir, aquellos que están en preescolar y primaria.
PADRES PROFESORES
Verdaderamente los padres han tenido (en la gran mayoría de los casos) que volverse una especie de "profesores", pues tienen que estar al pendiente de que sus hijos sigan las clases ya sea en línea o por televisión, y sepan o puedan entregar las tareas correspondientes, especialmente por correo o uso de plataformas. Cuando los padres por alguna dificultad no puedan realizar esta labor, son los abuelos, hermanos mayores o los tíos, los que se ven implicados a ayudar y colaborar.
Esto ha representado todo un reto para los padres y madres, pues tienen que compaginar sus actividades laborales, empresariales, domésticas, entre otras, con la atención a sus hijos pequeños, pues en el preescolar y en los primeros años de primaria, es muy necesaria la supervisión de los adultos; labor que hacía antes de la pandemia el profesor o profesora en las aulas.
Los padres, así se han convertido de la noche a la mañana en una especie de profesor(a) secundario(a). Y esa situación se ha mantenido durante aproximadamente 8 meses.